201506.05
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Fallo inédito: secuestradores virtuales indemnizarán a sus víctimas

Una modalidad delictiva que se extiende. Tendrán que pagarles $ 700.000 a 10 de ellas, aunque les habían robado poco más de un millón. La banda operaba en Belgrano, Palermo y Colegiales. A dos de sus siete integrantes les dieron tres años de prisión.

secuestro virtualLos llamaban de madrugada. Aprovechaban su falta de reflejos y, con voces llorosas, se hacían pasar por familiares suyos que estaban siendo secuestrados. Por eso, las víctimas no pensaban mucho y se apuraban a juntar los ahorros que tenían a mano. El botín alcanzó más de un millón de pesos, entre esa moneda y dólares, pero la banda no tardó en caer. Tras meses de investigación, detuvieron a sus siete integrantes. Y ahora, en un fallo inédito, cinco de ellos resarcirán a las víctimas por un total de $ 700.000 y cumplirán 300 horas de trabajo comunitario. Los otros dos cómplices, en tanto, recibieron penas de tres años de prisión.

La banda protagonizó al menos diez secuestros virtuales entre marzo y mayo de 2014. Operaba en el norte de la Capital Federal: 5 casos sucedieron en Belgrano, 3 en Palermo y 2 en Colegiales.

El Tribunal Oral en lo Criminal N° 12 condenó a José Luis Platón Castillo (30) e Isabel Castillo (35), en juicio abreviado, a tres años de prisión, en suspenso y de cumplimiento efectivo, respectivamente. Les imputaron los delitos de asociación ilícita, estafas reiteradas y en grado de tentativa.

La banda había sido desbaratada en septiembre del año pasado, tras una compleja investigación del fiscal Justo Joaquín Rovira y la Policía Metropolitana, que apuntó a identificar a los usuarios de varias líneas de celulares que fueron utilizadas para negociar el pago de dinero de los secuestros virtuales.

Cada uno de los integrantes de la organización cumplía un rol definido. Primero hacían inteligencia de las casas a las que tenían previsto llamar. Uno de ellos se comunicaba, siempre de madrugada y llorando, simulando ser un familiar secuestrado. Y otro cómplice se hacía pasar por captor para negociar el rescate. Nunca llamaban desde un mismo teléfono. Y cuando hablaban entre ellos lo hacían en un dialecto romaní o «gitano».

Para no dejar huellas, alquilaban casas por poco tiempo. Desde allí hacían las primeras llamadas. Y cambiaban permanentemente de autos, que registraban a nombre de familiares y conocidos.

El primer hecho atribuido a los acusados ocurrió el 5 de marzo de 2014. Eran casi las 3 y Silvia dormía cuando sonó el teléfono. La voz parecía ser la de su hija que, desesperada, le decía que estaba secuestrada. La mujer metió 1.000 pesos y 1.000 dólares en una bolsa, que dejó junto a un auto, siguiendo la indicación del secuestrador, en Céspedes y Cabildo. Nunca le permitieron cortar la comunicación. Una vez que otro de los integrantes de la banda tomó la plata, la mujer se dio cuenta del engaño: a Victoria no le había pasado nada.

El resto de los secuestros virtuales tuvo características similares. El 19 de marzo, Luis y su esposa Carmen descansaban en su departamento de la avenida Luis María Campos. A las 2 de la madrugada los llamó una chica simulando ser su hija. Juntaron 4.000 pesos, 600 dólares y alhajas en una bolsa y dejaron el botín sobre un cantero, en Campos y Jorge Newbery. Luego se dieron cuenta del engaño.

El 24 de marzo, a las 3.15 de la madrugada, una pareja recibió un llamado en su departamento de avenida del Libertador al 4400. Un hombre les anunció que tenía secuestrada a una de sus hijas. Les hizo dejar $ 1.000 y dos cadenitas de oro en un contenedor ubicado en Libertador al 4500. Pero la mujer avisó a la Policía, a través del 911, que detuvo a dos delincuentes cuando agarraban la bolsa con el dinero.

El botín más jugoso lo consiguieron el 19 de mayo, con una jubilada. «Abuela, fijate cuánta plata tenés en casa. Necesito que bajes y me la des», le dijo una voz llorosa, femenina, que simulaba ser su nuera. Enseguida un hombre tomó el teléfono y le advirtió que la tenía cautiva. Desesperada, la mujer bajó con una bolsa de supermercado donde su hijo había guardado 470.000 pesos. Se los entregó en mano a uno de los integrantes de la banda. Al volver a su casa se percató de que había sido estafada.

En total, los secuestradores virtuales recaudaron $ 509.800 y US$ 52.900, lo que totaliza más de un millón de pesos. Para no ir presos, cinco de ellos le pagarán $ 700.000 a las diez víctimas. Además, deberán cumplir 300 horas de trabajos no remunerados.

Fuente: texto publicado por Clarin.com (5/6/2015)

Seleccionado por Editorial Erreius