201509.02
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Los retos en materia de propiedad intelectual

Erreius de InterésLa práctica de propiedad intelectual gana cada vez más peso. A las dilaciones en materia de patentes, se suman los desafíos cibernéticos, la insuficiente actividad de control estatal y los desencuentros que genera la impresión 3D. 

Una muestra de la gravedad que toma la batalla por la propiedad intelectual se encuentra, en pleno centro porteño, sobre la calle Uruguay, en la parte de atrás del Palacio de Tribunales. Funcionarios judiciales, abogados, miembros de las fuerzas de seguridad y transeúntes pueden conseguir allí, a metros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, indumentaria deportiva, carteras, juguetes, películas y hasta libros truchos.

No por ilegal, la cultura pirata cesa en su avance. Según un relevamiento de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) que alcanza a 439 ciudades, hay en ellas 74.150 puestos ilegales y 214 «saladitas». Detrás: trabajo esclavo, talleres clandestinos, crimen organizado, contrabando, no pago de impuestos y ocupación ilegal del espacio público.

Entre los temas más calientes de la práctica, sin dudas, la falsificación pica en punta, con ramificaciones hacia Internet, pero también alrededor de las patentes, la cooperación internacional y la actividad estatal se concentran miradas. «A las empresas de software, discográficas y a los autores les preocupa más lo que sucede con sus obras; a los que investigan, las patentes y, por lo general, a todos: las copias», resume Jorge Otamendi, socio de G. Breuer, referente en protección de estos derechos.

En términos generales, indica el lawyer, la protección en la justicia es «muy buena», pero «combatir infracciones no solo depende de una orden judicial», sino de la voluntad política. «Sin una clara acción de las fuerzas de seguridad nada se obtendrá», dice al tiempo que destaca la cooperación en la Ciudad de Buenos Aires para combatir la venta callejera.

También para Gustavo Giay, socio de Marval, O’Farrell & Mairal, es fundamental el trabajo con el sector público para incrementar los controles en frontera y los procedimientos que permitan desmantelar operaciones de fabricación, distribución y venta ilegal. «La venta con marca falsificada sigue siendo uno de los principales problemas que enfrentan las empresas. Los niveles de falsificación se mantienen altos y alcanzan a la mayoría de las industrias», apunta.

El problema, dice, se acentúa debido a la utilización de Internet como canal de distribución, pues el anonimato dificulta la persecución. «Conocer cómo funcionan los mecanismos de autoregulación que proveen muchas plataformas de comercio electrónico (como el notice and take down de sitios como eBay y MercadoLibre) y entender el funcionamiento de Internet para poder obtener resultados rápidos y a un costo razonable es fundamental», agrega.

Otros enfoques
Gustavo Sena, director del Estudio Sena & Bertón Moreno, da una vuelta de tuerca a la cuestión con la irrupción en el mercado de la impresión 3D, que provocará «un efecto multiplicador» en la piratería.

«Se imponen la adopción y ejecución de una estrategia contra la piratería en general y que ponga coto a la que se produzca mediante la impresión 3D. El desafío será hacerlo sin anularla ni a los múltiples beneficios que traerá su uso legítimo», advierte.

Así las cosas, «nuestro país (junto con Chile, Ecuador, Venezuela, China, Indonesia, Tailandia, India, Pakistán, Argelia, Kuwait, Rusia y Ucrania) forma parte de la llamada lista negra de la piratería», básicamente por la falta de aplicación y ejecución de medidas eficaces por parte del Estado y la creciente preocupación por la piratería en Internet, señala.

En otro plano, si bien el nuevo Código Civil y Comercial casi no tiene impacto directo en la propiedad intelectual, para Sena sí puede tenerlo indirecto con las modificaciones en el régimen patrimonial del matrimonio, en la legítima de los herederos forzosos y con la regulación de algunas figuras contractuales.

Justamente, sobre el cierre de esta edición, la Asociación Argentina de Agentes de la Propiedad Industrial (AAAPI) realizaba sus jornadas anuales para debatir estos y otros temas. Matías Noetinger, miembro de su directorio, señala entre los focos de atención la falta de adhesión de la Argentina al Tratado de Cooperación en Materia de Patentes. «La adhesión de nuestro país no parece estar en la agenda pública», lamenta; lo que sí hay es un proyecto de Ley de Modelos y Diseños Industriales para modificar y actualizar la legislación vigente, con un plazo de gracia para registrar un modelo o diseño una vez que fue divulgado o lanzado al mercado. «La falta de este plazo de gracia en la legislación actual impide la protección de una enorme cantidad de modelos y, por ende, desprotege a sus creadores», explica.

El auge de la piratería y venta de productos falsificados es un tema que también genera mucha preocupación en la AAAPI, pero no solo por el problema en sí, sino «por la escasa acción de las autoridades y la falta de severidad en la justicia, la que llega al punto de convalidar los ilícitos cuando los productos son evidentemente falsos, dando una interpretación antojadiza y disparatada a la ley», cierra Noetinger.

Patentes
Desde otro ángulo, para Pedro Berkenwald, socio de Berken IP, en los últimos tiempos, ha cobrado vital importancia la vinculación tecnológica y la transferencia de tecnología especialmente entre el sistema científico y el sector privado. «Las patentes de invención, los modelos o diseños industriales, los secretos industriales y el know-how se están consolidando como ejes valiosos del proceso de innovación y transferencia de tecnología», afirma.
«Hace unos años, asistíamos a nuestros clientes del sistema científico y privado local en la generación de un número creciente de solicitudes de patente y por invenciones más sofisticadas; hoy vemos que varias de esas patentes se han convertido en activos intangibles de valor económico en base a los cuales ahora negociamos para esos mismos clientes contratos de licencia, proyectos de desarrollo u otras formas asociativas, con empresas nacionales y extranjeras», comenta.

En sentido inverso, sus clientes empresarios están interesados en adquirir tecnologías y en establecer proyectos de colaboración con universidades, emprendedores y start-ups.

Su socia Alicia Álvarez confirma que «se han incrementado notablemente las actividades de monitoreo tecnológico y asesoramiento sobre cómo utilizar el conocimiento difundido a través de las patentes publicadas».

A partir de 2004 y más acentuadamente de 2010, el número de patentes destinadas a proteger tecnologías relacionadas con la extracción y refinación de shale oil y gas se ha multiplicado varias veces en el mundo y en nuestro país, dice. Esas patentes se refieren fundamentalmente a los fluidos que se utilizan en los procesos de fractura, siendo las compañías estadounidenses y francesas las que tienen el mayor número de invenciones.

En refinación de crudo, en tanto, las chinas han superado a las estadounidenses en número de patentes solicitadas, amplía Álvarez, quien reconoce que menos del 30% de las patentes que se solicitan en el mundo en estas tecnologías se presentan también en la Argentina.

En la letra, explica Otamendi, todas las normas reconocen derechos y prevén su obtención. «La excepción es con las patentes; una verdadera vergüenza», dispara: «Hay normas inconstitucionales y contrarias a tratados internacionales que mejoran la posibilidad de obtener patentes, por ejemplo en el ámbito farmacéutico, y ello con la complicidad del Instituto de la Propiedad Industrial que tiene, diríase desde siempre, la consigna de no conceder patentes en este rubro, sino con cuenta gotas y siempre luego de trámites que duran más de 10 años, en promedio», denuncia.

Fuente: Texto publicado en Cronista.com (02/09/2015)

Seleccionado por: Editorial Erreius